Cuando decimos que algo es de “sentido común” estamos indicando que está fuera de cuestión. El sentido común es el lugar donde dejamos de hacer preguntas y donde el poder cuestionador de nuestro pensamiento está en modo descanso. Se sustenta en principios, valores, creencias y explicaciones que son compartidos por la comunidad a la que pertenecemos y tenidos como prudentes, sensatos, lógicos y válidos. Sin embargo, la sensación de solidez que le otorga el hecho de ser compartido es, muchas veces, ilusoria. Vivimos en mundos interpretativos y cualquier examen crítico nos muestra que la solidez del sentido común solo proviene del consenso y, por tanto, sujeto a reflexión.
Así pues, el sentido común asocia a la innovación tecnológica, IT, a cosas que se diseñan, se construyen y se usan. El sentido común asocia a la IT con el diseño de artefactos. La gran minería ha recurrido a esta interpretación para enfrentar el desafío de su competitividad y desarrollar capacidad exportadora de tecnología y servicios. Las agencias gubernamentales comisionadas con la innovación recurren a esta misma interpretación para evaluar las postulaciones a sus programas de financiamiento. A pesar de algunas efectivas soluciones a problemas puntuales, la competitividad y el desarrollo de capacidad de exportación siguen en los pendientes de la industria, aún después de más 20 años de vigencia en la agenda del Cluster Minero Antofagasta y en las agendas de gobierno desde el año 2005, con ocasión de la Política Minera del Bicentenario.
Que la forma de hacer minería haya permanecido invariable por décadas es una muestra de los limitados espacios que se le ha otorgado a la innovación. El Roadmap Digitalización para una Minería 4.0[[1]] es un valioso intento por cambiar esa historia[[2]]. Sin embargo, anunciar que bastaría la aplicación de soluciones tecnológicas 4.0 para disponer, en el corto plazo, de “Procesos predecibles, estables y controlados, acotando y disminuyendo su variabilidad” no desafíala tradición mecanicista de considerar a la innovación como tributaria de la tecnología. La tecnología existe porque hubo innovación previamente. Pese a que la escala de operación de la gran minería implica equipamiento tecnológico de punta, la utilización de la Data generada por las soluciones tecnológicas 3.0, como el Dispatch o PI, no supera el 5%. Otros observadores evalúan que ni siquiera el 1%[[3]]. ¿Cuántas oportunidades de innovación ocultan esos ámbitos de gestión que no están siendo monitoreados? El conocimiento de las nuevas tecnologías es relevante pero, no suficiente para crear más innovación.
Chile oferta el 28% del cobre de mina en su mercado[[1]] y cuenta con el 23% de las reservas conocidas en el mundo[[2]]. Su posición en la industria justifica juegos de palabras como “liderazgo tecnológico mundial” o “referente mundial” para representar las visiones contenidas en la Hoja de Ruta 2.0 de la minería chilena[[3]]. Sin embargo, recurrir a referentes foráneos, como los casos METS de Australia para desarrollar “empresas proveedoras de clase mundial” (¿Qué es clase mundial?) [[4],[5]] o de minas como Roy Hill, por “el uso intensivo de sus tecnologías y su capacidad para integrar toda la cadena de valor” [[6]], tampoco desafía la tradicional comprensión del benchmarking. Buscar las mejores prácticas para importarlas es operar en los dominios del “cómo lo hacen” y ello, solo produce seguidores, no líderes ni tampoco referentes mundiales. Es más, en la tradición del “cómo lo hacen” se privilegia lo “extranjero a lo local. ¿Cómo una empresa chilena va a producir una IT mejor que una empresa extranjera?” [[7]]. El primer requisito de la innovación es cambiar la tradición del “cómo lo hacen” del benchmarking por el “cómo lo hacemos”. ¿Qué se requiere? Capacidad de observación introspectiva.
La capacidad de observación introspectiva es determinante en la capacidad de innovación. La industria minera debe aprender a observarse a sí misma. Aprender a observar su forma de hacer las cosas no solo le revelará el “cómo lo hacemos” sino, también, las enormes oportunidades que tiene a la mano para transformarlo en el “cómo lo debiéramos hacer”. Un observador siempre tendrá un punto ciego en su capacidad de observación. Ese punto es el lugar donde está parado y ciego, porque está tapado por el observador que es. Mientras no cambie el punto de observación, la industria seguirá sin advertir que su forma de hacer minería es heredera de un siglo de tradiciones de ingeniería y gestión. Cambiar esa forma de hacer sólo será posible cuando decida desafiar esas tradiciones. De hecho, la visión 2035 del Roadmap 4.0 (¿Por qué 2035?), “Transformar cómo se hace minería en Chile”, tiene un correlato fundado en nuestro libro “Por qué cambiar la forma de hacer minería en Chile”[[1]]. La minería chilena será un “referente mundial” cuando declare la obsolescencia de “lo que es” en su forma de hacer las cosas y diseñe las nuevas prácticas de “lo que debiera ser”.
Como lo diría Schwab (2016)[[2]], “lo que es” en la forma de hacer minería ha evolucionado con la 2ª Revolución Industrial, lineal, mecanicista, y pegada a la tradición de la división del trabajo, la jerarquía y burocracia. Cuando se de cuenta que la historia que ha desarrollado de sí misma constituye y condiciona su existencia, la minería podrá decidir entre seguir siendo un recipiente pasivo de esa historia o reescribirla como quien se decide a reescribir el libreto de su propia vida. Innovar es crecer, y ambas implican transformar “lo que es” en “lo que debiera ser”. Al configurar “lo que es” queda en evidencia que no es posible innovar al margen de la historia. Por cierto, una historia de éxitos. Uno de ellos es haber cuadriplicado su capacidad productiva en 25 años. Desde 1,45 Mt de cobre en 1988[[3]] a 5,8 Mt en 2013[[4]], mediante un nivel de inversión extranjera sin precedentes en el país. No existe ningún otro sector productivo de la economía nacional que tenga la presencia y visibilidad mundial que tiene la minería. Sin embargo, su historia de éxitos le ha generado complacencia y una cierta dosis de arrogancia que le ha limitado su disposición a escuchar oportunidades provenientes de juicios críticos sobre el “cómo lo hacemos”. Aun cuando fundados, provocan reacciones defensivas, se interpretan como cuestionamientos personales y, no pocas veces, la diferencia pasa a ser un criterio de descalificación. Este rechazo a los juicios críticos bloquea el aprendizaje y, como resultado, la forma de hacer minería continúa invariable y con espacios mínimos para reflexionar sobre los supuestos del “cómo lo hacemos”. Sin aprendizaje no hay innovación y se continúa haciendo lo mismo.
El sentido común de la IT que requiere la minería es, en primer lugar, diseño de nuevas prácticas y, seguidamente, transformación digital e interoperabilidad. Estas últimas en referencia a sistemas como el Dispatch o PI, que se sirven de la tecnología para capturar y registrar la data operacional de la mina o la planta. La IT es necesaria cada vez que se requiere transformar “lo que es” en algo nuevo, distinto y más efectivo, en “lo que debiera ser”. “Lo que es” se refiere a la realidad presente, a la forma como se hacen las cosas. “Lo que debiera ser” se refiere a la forma de operar en la nueva realidad que se quiere construir.
El diseño de nuevas prácticas parte con la pregunta ¿De qué se trata el problema de la competitividad en la minería? Una pregunta pertinente, porque el primero y tal vez el peor de los errores que se cometen en la gestión empresarial es asumir que un problema es igual a otro y forzar la aplicación de una solución importada que sólo conduce al logro de mejoramientos marginales. Por lejos más consumidores de tiempo y recursos económicos. La definición y explicación de un problema determinan la efectividad de su solución. Un problema mal planteado deja intacto el problema real y obliga a los involucrados a resolver un problema inventado, inexistente. En la minería, la competitividad se determina en los dominios de la capacidad de producción, los costos y la seguridad. El nivel de logro depende de cómo se articulan esos 3 dominios bajo un propósito común.
[1] Rojas, J.H. “Por qué cambiar la forma de hacer minería en Chile. Una oportunidad para reinventar nuestra oferta profesional en la industria”. Balboa Press, USA, 2017, pp. 362.
[2] Schwab, K. “The Fourth Industrial Revolution. What it Means and How to Respond”. Foreign Affairs Magazine, Council on Foreign Affairs, December 2015. World Economic Forum, January 2016.
[3] Cochilco. “Anuario de Estadísticas del Cobre y Otros Minerales. 1988-2007”, pp. 14:151.
[4] Cochilco. “Anuario de Estadísticas del Cobre y Otros Minerales. 1994-2013”, pp. 15:170.
[1] Cochilco. “Anuario de Estadísticas del Cobre y Otros Minerales, 2000-2019”. pp. 134:161.
[2] https://pubs.usgs.gov/periodicals/mcs2020/mcs2020-copper.pdf
[3] “Hoja de Ruta 2.0 de la Minería Chilena. Actualización y consensos para una mirada renovada”. Corporación Alta Ley. 1ª Edición, 2019, Santiago, Chile. https://corporacionaltaley.cl/wp-content/uploads/2020/01/ACTUALIZACION-HOJA-DE-RUTA-MI-NERIA-DEL-COBRE_2019_21ene_aso_opt.pdf
[4] Meller, P. & Gana, J. “El Desarrollo de Proveedores Mineros en Australia: Implicancias para Chile”. Programa Cieplan/Universidad de Talca, impreso por Micopia.cl, Santiago, Chile, 2015, pp. 72.
[5] Ministra de Minería Aurora Williams se reúne con empresas australianas para profundizar alianza con proveedores nacionales. NME, Nueva Minería y Energía, Santiago, diciembre 20
[6] https://digitalizacionmineria.fch.cl/wp-content/uploads/2020/07/roadmap-digitalizacion-para-la-mineria-copia.pdf
[7] Meller, P. “Cobre chileno: productividad, innovación y licencia social”. Cieplan, Chile, 2019, pp. 62:112.
[1] Fundación Chile, Consejo Minero & Alta Ley. “Roadmap: Digitalización para una minería 4.0”
[2] Cesco. “Hacia una Minería 4.0. Recomendaciones para impulsar una industria nacional inteligente”.
[3] Durrant-Whyte, H., Geraghty, R., Pujol, F. & Sellschop, R. “How digital innovation can improve mining productivity”. Metals & Mining, McKynsey & Company, November 2015. http://www.mckinsey.com/industries/metals-and-mining/our-insights/how-digital-innovation-can-improve-mining-productivity#0